Bloodline se reúne con más fuerza; ¿Roman Reigns aún con dudas?
Roman Reigns y sus tensiones internas muestran lo frágil y manipulador que puede ser su liderazgo. Reigns, el hombre que dicta quién merece estar en su círculo y quién no, parece estar en una lucha constante para que el respeto que exige sea absoluto. Este pasado viernes en SmackDown, Sami Zayn, con sus palabras y la intensidad con la que habló de su conexión con The Bloodline, rompió esa barrera y dejó claro que para él no hay ni odio ni resentimiento. Esa sinceridad de Zayn pone a Reigns en una posición incómoda, y su mueca casi de sonrisa antes de un comentario envenenado dejó claro que, para él, Sami nunca ha dejado de ser un peón.
Esa misma noche, tras bastidores, la desconfianza aumentó. La familia mostró grietas cada vez más profundas. El distanciamiento de los Usos, quienes no están de acuerdo con el trato de Roman a Sami, no es solo un detalle: es una declaración de que, poco a poco, el poder absoluto de Reigns sobre ellos está en juego. Jimmy Uso, al ver a su hermano Jey defender a Sami, muestra también su incomodidad y resentimiento. La lealtad que, en su momento, fue un punto inquebrantable de The Bloodline, ahora parece pender de un hilo, y Roman sabe que la única forma de mantener su posición es intensificar su control, algo que está claramente desgastando su vínculo con cada uno de ellos.
La aparición de Jacob Fatu no solo planteó un desafío inesperado para Roman Reigns, sino que introdujo una posible "sombra" de poder tribal que podría rivalizar directamente con él. Fatu le exigió reconocimiento, y ese desafío es una señal de que el "jefe tribal" ya no es incuestionable ni siquiera dentro de su propia familia. Esto plantea una pregunta: ¿quién decidirá quién es el verdadero líder en WarGames? Si Roman Reigns no es capaz de mantener su control, el trono mismo podría empezar a tambalear.
La reconciliación momentánea al final del show, con Sami Zayn e incluso los Usos levantando los dedos al cielo en ese icónico gesto, puede dar la sensación de una vuelta a la unidad de la antigua "Bloodline", pero lo que vimos esa noche va mucho más allá. Esa unión es efímera, y la actitud de Reigns hacia cada uno de sus miembros muestra que lo que él realmente desea es obediencia, no lealtad genuina. Si esto sigue así, es probable que esa armonía momentánea no sea más que una pausa en el camino hacia una inevitable traición o separación.
Así, nos dirigimos hacia Survivor Series: WarGames con un "Bloodline" desgarrado internamente. Reigns, con su poder en juego, podría finalmente encontrar en Sami Zayn y los Usos la traición que tanto ha temido. ¿Será capaz de sobrevivir a esta guerra, o finalmente perderá su trono ante una familia que ya no ve en él al líder que los une, sino a un tirano que los divide?
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