Chris Jericho y Mark Briscoe narraron su historia en AEW con escaleras
Este pasado miércoles en AEW Dynamite fuimos testigos del "Ladder War" (lucha de escaleras) entre Chris Jericho y Mark Briscoe por el título ROH, y fue una verdadera exhibición de lo que este tipo de combates representa en la lucha libre: caos, riesgo y momentos espectaculares. Desde el inicio del encuentro, ambos luchadores entendieron que la escalera no solo es una herramienta, sino un arma y un obstáculo en el camino hacia la victoria. La dinámica del combate se centró en aprovechar ese elemento, lo que generó un ritmo frenético y lleno de tensión.
Uno de los aspectos más destacados fue el uso creativo de las escaleras. En lugar de limitarse a subir por ellas, tanto Jericho como Briscoe las integraron a la narrativa de la lucha, usándolas para castigar a su oponente. Las caídas desde lo alto y los golpes contra las escaleras añadieron un nivel de brutalidad que conectó con el público, haciendo que cada movimiento se sintiera decisivo.
El punto de inflexión fue la intervención externa. Aunque las interferencias son comunes en el wrestling, en este tipo de combates suelen ser vistas como una manera de quitarle brillo a la habilidad de los competidores. La aparición de Big Bill en el momento clave cambió completamente la dinámica del combate, desviando la atención de lo que había sido un enfrentamiento físico entre dos luchadores dispuestos a arriesgarlo todo. Esto no solo afectó el ritmo, sino que dejó la sensación de que, aunque el combate fue emocionante, el desenlace se sintió anticlimático.
Lo que realmente funcionó en esta "ladder match" fue el constante sentimiento de peligro. Cada subida a la escalera parecía un momento de riesgo, y las secuencias con movimientos de alto impacto mantenían al público al borde de sus asientos. Sin embargo, el final con interferencia deja una sensación de inconclusión, como si la verdadera resolución del conflicto entre Jericho y Briscoe aún estuviera por venir.
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