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Writer's pictureVicente Beltrán

Problemas con los vuelos de varias superestrellas en WWE

Ayer vivimos una nueva edición del show más longevo de la televisión norteamericana (siempre y cuando se entiende que hablamos del deporte de entretenimiento) ya que más de 30 años de manera ininterrumpida contemplan a Monday Night Raw. Contra viento y marea, el show se ha celebrado fuera cual fuera el tiempo, la situación política (recordemos que incluso se celebró el famoso 11 de septiembre) y la casuística logística. Y anoche no iba a ser el día que esto se rompiera; eso sí la mitad de las Superestrellas que conforman el elenco de la marca roja de WWE no pudo estar presente en el programa y te contamos las razones.



Desde Seattle con amor

Seattle (Washington) fue la ciudad elegida para el Monday Night Raw del 10 de abril. Ya que estaban de paso, tras WrestleMania, por aquella costa, WWE decidió quedarse y hacer unos cuántos shows más por aquellas tierras que generalmente están en el extremo opuesto del lugar de residencia del 99% de los luchadores (que por lo general se reparten entre Florida, Atlanta y Nueva York para facilitar sus desplazamientos semanales). Siendo así, la logística de WWE suele viajar con un día de antelación a los programas de televisión, para trabajar durante la noche y ultimar detalles a lo largo del día hasta la celebración del evento, pero no así las Superestrellas que suelen darse cita (salvo contadas excepciones y eventos de gran repercusión (los cuatro grandes y alguno que otro más) el mismo día del show. Y aquí es cuando vienen los problemas como el que la compañía tuvo en la noche de ayer lunes cuando de repente se quedó sin la mitad de sus talentos (Seth Rollins, Street Profits, Baron Corbin, Austin Theory, Bianca Belair, The Miz, Johnny Gargano, Omos, MVP, Damian Priest...) por problemas en sus respectivos vuelos.


Con este panorama Triple H, que ayer comandó Raw de entre bastidores ya que hasta Vince McMahon se lo perdió, tuvo que escribir el desarrollo del mismo prácticamente sobre la marcha, cambiando casi todos los planes originales que se tenían para un show especial en el que WWE tenía que desquitarse del mal sabor de boca del Raw posterior a WrestleMania. La razón principal que se esgrimió (vía PWInsider) es que el vuelo que llevaba a gran parte del elenco de Orlando a Seattle se retrasó, haciendo que la gran mayoría de las Superestrellas llegaran durante la tercera hora del programa (incluidos Sami Zayn y Riddle a los que literalmente les vimos llegar corriendo para asistir a Kevin Owens que estaba siendo atormentado por The Bloodline cuando la lucha originalmente pensada era Zayn vs. Sikoa). Esa fue también la razón por la que, por ejemplo, se cancelara la lucha entre Riddle y The Miz que fue anunciada durante la semana para el show de anoche del Elias vs. Baron Corbin que corrió la misma suerte.



Ni tan mal

A pesar de todos estos inconvenientes, el show fue visto y seguido en las redes sociales con gran interés recibiendo una gran nota por parte de los aficionados de WWE que incluso llegaron a colocarlo (en interés y ejecución) por encima de Raw de la semana pasada que debió de ser uno de los mejores del año y acabó siendo todo lo contrario. Este fue un show al estilo Triple H, sacando las castañas del fuego de manera magistral y haciendo algo más que salvar los papeles y quizás le sirvió que esta no era la primera vez que tenía que hacerlo ya que en 2019, cuando el 95% del elenco de WWE se quedó sin poder salir de Arabia Saudita por problemas burocráticos, tuvo que poner en liza en apenas unas pocas horas un programa entero en directo en la televisión nacional con Superestrellas de NXT que nos dieron uno de lo programas más memorables de la última década.


Con lo que tenía a su disposición, Triple H movió ficha y avanzó en las historias principales como la reciente comenzada rivalidad entre Cody Rhodes y Brock Lesnar (dejando pendiente la respuesta de Brock al reto de Cody de un enfrentamiento en Backlash Puerto Rico), la traición de Trish Stratus a Lita y Becky Lynch (que muchos pensaban que se daría en WrestleMania) con el consiguiente cambio de campeonas femeninas en Raw, la continuación de la rivalidad Rey/Dominik Mysterio o The Bloodline vs. Zayn y Owens (esta salvada in-extremis). Una vez más WWE mostró su hegemonía a la hora de dar a los fans el mejor de los productos en la peor de las circunstancias refrendando, una vez más, el título honorífico de ser la mejor empresa de entretenimiento deportivo del mundo.


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