¡Quieren despedir a Ronda Rousey!
La historia entre Ronda Rousey y WWE es una historia de amor y odio desde que la luchadora llegara a la compañía por todo lo alto en el Royal Rumble de 2018. Por aquel entonces ya fue la protagonista sin estar en la lucha de eliminación del Rumble y robó todo el protagonismo a la ganadora del primer Rumble femenil, Asuka, quien no tuvo su momento (en aquel momento) y que ya nunca lo tendrá porque no volverán a repetirse aquellas históricas condiciones, al salir antes de que finalizara la emisión y encararse a Charlotte Flair y compañía señalando el cartel de WrestleMania.
Breve historia de su meteórico ascenso en WWE
Ese fue el tormentoso inicio de Ronda Rousey como luchadora de WWE y, como podrán observar, la polémica ya le persigue desde el primer minuto. Es incuestionable el valor que Ronda Rousey añade al producto y a la marca de WWE, atrayendo, no solo multitud de ojos nuevos sino también una gran multitud de patrocinadores y anunciantes que quieres que "la más ruda del planeta" sea una de sus caras publicitarias. Con este panorama y con una Rousey entrando también a formar parte del Salón de la Fama de UFC (primera mujer en conseguirlo) mientras ejercía ya como talento activo de WWE, no era de extrañar que se le catapultara hasta lo más alto del elenco, y de la compañía ya que, tras protagonizar varios eventos principales (entre ellos el del primer PLE femenil de la historia, Evolution en 2018) llevó a la división femenil a estelarizar WrestleMania 35, junto a Charlotte Flair y Becky Lynch, en la primera lucha en la que recibía el conteo de tres.
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Y hasta aquí la primera etapa de Ronda Rousey en WWE ya que tras el "fiasco" de WrestleMania decidió tomarse un tiempo de descanso para convertirse en "la madre más ruda del planeta". En el camino, durante los nueve meses de embarazo fuera de la compañía, Rousey se dedicó a vilipendiar todo lo referente a WWE en su canal de Youtube y en varias de las entrevistas que concedía en las que platicaba abiertamente de la lucha libre como "algo falso" y diciendo: "Si fuera una lucha real, el resto de mujeres no tendría ninguna posibilidad conmigo". Pero dicen que la distancia es el olvido, y para muchos, no escuchar hablar de Ronda Rousey era tan irrelevante como deseado. Los rumores acerca del regreso de la luchadora tras su maternidad cada vez eran más y más sugerentes y sí, Ronda Rousey regresó para volver a ser la que era, la más odiada y la más respetada. Obviamente, en su regreso a la gloria, se coronó como campeona de SmackDown rápidamente y a día de hoy lo retoma donde lo dejó en 2019.
Todos aman odiarla
Y tras esta corta introducción hemos llegado a día de hoy, a la actualidad de WWE tras un Survivor Series con repercusiones que van mucho más allá de las cuerdas y que nos ha dejado una lucha por el campeonato de SmackDown entre Ronda Rousey y Shotzi Blackheart (con Rousey reteniendo como no podía ser de otra manera) que ha desatado la polémica en torno a la campeona. La lucha fue floja, por no decir muy floja, por no decir que dejó bastante que desear de lo que se espera de un nivel titular en WWE. Ronda Rousey funciona y lo hace bien cuando tiene a alguien que la guíe a través de los diferentes spots, cuando tiene a alguien que le ayude a contar la historia, pero si tiene que ser ella la que lleve el peso de la lucha, ésta puede ser tediosa y peligrosamente arriesgada en el tema físico. El sábado vimos como, en varias fases de la lucha, se equivocaron, fallaron o simplemente no se entendieron, con el peligro que eso conlleva, cosa que hizo que no conectaran con el público presente, llegando a caer en la más absoluta indiferencia. El problema era que Shotzi tampoco era la más indicada para guiar a Rousey (ya que tiene un amplio historial de errores) y ambas "resbalaron" más de una vez, creando un clima de tensión en inseguridad al espectador que se temía lo peor en cualquier momento.
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Finalmente, llegó el momento más aplaudido de la lucha, el final en el que Blackheart se rendía ante la sumisión de Rousey que acababa siendo abucheada no por ser ruda sino por dejar mucho que desear en el cuadrilátero. Y esto no es malo sino un hecho significativo de que todos esperan mucho más de ella porque tiene potencial y porque sin duda, es una de las mayores estrellas que haya dado el deporte norteamericano en la última década. Es por ello que a Ronda hay que pedir más, lo máximo, porque sabemos que lo puede dar, pero le falta adaptación y, por qué no decirlo, implicación con el producto y este deporte de entretenimiento. Uno no puede pretender, por muy Superestrella de WWE que sea, rendir al máximo nivel si no está comprometida al 100% con el producto y con lo que éste significa.
Ver a Ronda tirar por tierra el esfuerzo de sus compañeros cada vez que se aleja del ring es doloroso y quizás por todo esto se está pidiendo en las redes sociales que despidan a la luchadora con el hashtag #FireRondaRousey, llegando a ser trending topic el pasado lunes durante la previa de Monday Night Raw. Sobra decir que WWE no tienen la más mínima intención de hacerlo ni se ha reportado ningún malestar con la californiana dentro del vestuario (que sí que lo hubo en épocas pasadas) pero la fanaticada está en contra de la luchadora y esto es algo que ella no lleva muy bien como vimos en su reinado previo. Las críticas hacen aflorar lo peor del carácter de Ronda y lo mejor de la Rousey atleta así que esperemos que encuentre el equilibrio con el que ella disfrute y nos haga disfrutar a los demás.
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